El jabón de cuaba es parte de la intimidad
de cada ser humano y deviene un objeto
ritualizado. El tiene una vida corta, es
maleable aunque el ambiente de origen donde
se encuentra puede ser alterado. El ofrece
la oportunidad de lavarse, purificarse, de
renacer simbólicamente. Una vez consumido
deviene un objeto transitorio. Su
rudimentaria universalidad nos hace olvidar
su naturaleza primera.
Al tiempo que es un elemento esculpido, el
provoca esa misma intimidad que recuerda a
la vez a la limpieza/purificadora que crea
un ambiente frágil y sobre entendida por la
fuerza de su apariencia, por la
particularidad de su luz y sus
características olfativas. Es gracias a
todas esas interpretaciones que el objeto se
transforma en sujeto y en un poderoso
símbolo pudiendo cuestionar la fe, la
mortalidad, el rito, la naturaleza y el
amor....que lo encontramos en el proyecto
instalación P(s)cndo.
Es una instalación que se constituye por una
gran cantidad de pétalos de hibiscus,
aproximadamente treinta centimétros de largo
suspendidos por anzuelos de pescar ...cada
pétalo está realizado con jabón de cuaba y
aroma vegetal tintado de rojo … cada pétalo
alude a la lengua por su naturaleza
misma.
Cuestiona la naturaleza de inconformidad del
ser humano, de nuestra búsqueda de deseos
constantes, de la ingenuidad de deshacer una
flor, de me quieres o no me quieres? Esto de
todo quererlo cuestionar… hasta la misma
naturaleza.